La vigilancia médica

Medidas de precaución contra el cáncer de ovario.

Si la observación de nuestro estado de salud es relevante siempre, cuando padecemos o hemos padecido cáncer, lo es más.

En cualquiera de nosotros minimizar los síntomas es frecuente.Sin embargo, éstos son avisos de nuestro cuerpo de que algo no marcha bien.Por simple que esto sea, escuchar y atender es importante.

Cuando se trata de prevenir y diagnosticar a tiempo,

La evidencia científica dice que el mejor aliado es la información que los pacientes mismos tengamos acerca de los factores de riesgo y signos de alarma.

Debemos ser capaces de identificarlos y dar aviso para que un médico nos valore en el tiempo correcto. En realidad, nosotros sabemos muchas veces cuando algo está fallando en nuestro cuerpo.

Debemos aprovechar esta circunstancia para observarnos y estar alertas. Nosotros debemos saber cuándo debemos buscar al médico. No es alarmismo sino responsabilidad.

Fundacion DAE cancer de ovario

 

En el caso específico del cáncer de ovario, podemos pensar que necesitamos una valoración médica cuando sufrimos alguno de los siguientes síntomas: distención abdominal constante, dolor abdominal o pélvico, pérdida del apetito o náuseas, sensación de llenarnos muy rápido al comer, dolor de espalda, sangrados vaginales inesperados, sensación de urgencia urinaria o aumento de la frecuencia.

Cualquiera de estos síntomas que podamos estar sufriendo representan una invitación para visitar al médico. No siempre se tratará de un cáncer por supuesto, sin embargo, hay que buscar qué está provocando estas molestias y en el caso de diagnosticarse un cáncer será más fácil estar a tiempo de tratarlo si nos revisamos constantemente.

El hábito de hacernos un chequeo médico puede salvarnos la vida cuando nos aporta un diagnóstico oportuno. No sólo en el caso del cáncer, sino de otras enfermedades de las que podemos conocer poco y que pueden conducirnos a la pérdida de calidad de vida o incluso a la muerte, como la diabetes o el hígado graso.

En muchas de estas enfermedades, cambiar nuestro estilo de vida y recibir un tratamiento pronto, pueden hacer una gran diferencia en el desenlace.

Desde el punto de vista que se quiera ver, siempre es mejor prevenir una enfermedad o descubrirla en un estado muy inicial, que curarla cuando ya es grave y ha afectado muchas cosas, porque en nuestro organismo, todo está relacionado.

Cuando se trata de un tratamiento en proceso,

el hecho de vigilarnos medicamente puede prevenir o detectar complicaciones o efectos secundarios que nos pongan en riesgo mayor. Y en el caso específico del cáncer, si estás recibiendo tratamientos más agresivos como las quimio y radioterapias, entre otros, los efectos pueden ponernos en riesgos adicionales a los que nos da la enfermedad.

Aunque los tratamientos han mejorado mucho con el paso del tiempo, aún provocan en muchos casos una gran cantidad de efectos, como pueden ser, entre otros: anemia, inmunodepresión, náuseas, vómito, sangrados, o incluso reacciones alérgicas muy peligrosas, por lo que la vigilancia entre cada sesión de terapia y en cada una de ellas es indispensable.

Confía en tu médico y pregúntale antes de tomar o aplicarte cualquier curación alternativa, pídele orientaciónpara seguir alguna dieta o para cosas tan simples como exponerte al sol o ingerir alcohol. En todos estos casos puedes ponerte en riesgo sin saberlo. Por eso la visita constante al médico es vital.

Cuando ya estamos controlados o nos encontramos en remisión,

Muchos pacientes queremos olvidarnos de todo y ya no pensar en lo que hemos vivido. Por ese u otro motivo, nos alejamos de la consulta médica de vigilancia. Incluso algunos pacientes con enfermedades crónicas como la hipertensión o diabetes, deciden dejar sus medicamentos una vez que han mejorado.

Esto representa un muy grave error. Las mejoras en nuestra salud son, en muchos casos, precisamente gracias a los tratamientos que estamos recibiendo y no debemos abandonarlos si no hemos recibido esa indicación de nuestro médico.

En el caso del cáncer, el hecho de estar en remisión, no significa que no vamos a volver a padecerlo y si eso ocurre, queremos saberlo lo antes posible para buscar otra opción de tratamiento rápidamente.

Educarnos para conservarnos sanos es vital. La vigilancia preventiva puede librarnos de muchos otros procesos.

Cuando sepamos identificar los riesgos para nuestra salud y hagamos conciencia real de lo que esto significa, podremos distinguir entre consumir productos dañinos y benéficos para nuestro cuerpo, ejercitarnos física y mentalmente, dormir las horas adecuadas, tratar de encontrar una forma de realización o motivación sana y real.

Cuando entendemos todo esto, nadie necesita prohibirnos o permitirnos cosas. Nosotros somos capaces de comprender qué es mejor para nosotros y los nuestros.

El conocimiento vale oro. 

El impacto de tomar estilos cotidianos saludables en nuestra calidad de vida es increíble y la evidencia científica nos ha permitido saber que nada salva tantas vidas como la educación de pacientes y profesionales de la salud. Debemos conservarnos informados y enseñar a los más jóvenes a vigilar su salud y desarrollo físico y mental, siempre.

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